O Pino se encuentra prácticamente en el centro de Galicia, con relevo suave, bañado en su vertiente norte por el Río Tambre, y en la vertiente sur los arroyos dirigen sus aguas hacia la cuenca del Ulla, dibujando preciosos paisajes acompañado a lo largo de su curso de molinos, áreas recreativas, playas fluviales o rutas de senderismo.

La superficie forestal ocupa más de la mitad de este municipio. El monte es parte esencial de la economía gallega, con una población mayoritariamente rural y donde la mayor parte de las empresas de aprovechamientos forestales y de primera transformación están ubicadas, trabajando en los montes de la zona y generando empleo local.

La innovación y la mejora tecnológica contribuyen a la apertura de nuevos mercados, y el sector forestal tiene la oportunidad de ser protagonista y facilitador de una bioeconomía circular. 

Galicia es líder nacional en empresas responsables certificadas PEFC, garantizando a sus clientes el origen legal y sostenible de los productos forestales certificados. Muchas de las empresas forestales de O Pino cuentan con la certificación de la Cadena de Custodia PEFC.

Muiño da Pena

O Pino cuenta con numerosas empresas que forman parte de la cadena forestal desde el aprovechamiento de la madera en el monte, el transporte y la transformación de la materia prima hasta una amplia variedad de productos finales, pero esto no es algo reciente, sino que la industria forestal tiene presencia en este municipio desde hace muchos años, tal y como se nos muestra en O Muiño de Pena ou a Maquía de Pena. 

Fuente: Muiño da Pena

Este lugar, actualmente reconvertido en una casa de turismo rural, era una industria dedicada a la molienda del grano, el aserrado de madera y carpintería. Proporcionó durante muchos años un servicio indispensable a los vecinos de la comarca, empleando cómo fuerza motriz el salto de agua del río, sirviendo también como lugar social. La fábrica tuvo continuidad hasta la década de los setenta, cuando finalmente se empleaba solo como molino, puesto que para aquel entonces, ya se había construido un aserradero con tecnología moderna y que funcionaba con energía eléctrica. 

Se cuenta, que el verano de 1949 fue especialmente seco en la comarca y no podían emplearse los molinos vecinales para obtener la harina imprescindible para la alimentación humana y animal; el propietario del Muíño da Pena tuvo la iniciativa de comprar una máquina térmica de combustión externa (funcionaba con madera que ardía en el exterior de la casa) cuyo volante movía, a través del eje, todo el sistema de poleas y correas que accionaban los molinos, la sierra y la cepilladora. La máquina funcionó durante tres meses día y noche ininterrumpidamente y para su regulación se requería la presencia permanente de un operario. Se trató de una iniciativa de carácter empresarial, pero si no hubiese sido por ella gran parte de los vecinos de la comarca no podrían haber molido durante ese verano, ni los panaderos haber cocido, ni los particulares haber aserrado sus vigas o sus tablas.

Actualmente cuenta con una sala-museo donde se exponen más de ochenta piezas originales  que se utilizaban en las actividades propias del conjunto etnográfico o en sus proximidades.

En la entrada encontramos los molinos. Uno de ellos se empleaba para moler maíz y el otro trigo. En la restauración se optó por dejar visible las piedras de uno de los molinos con el objetivo de que resultase más didáctico. En el descanso previo a la bajada a la sierra, pueden apreciarse diversos objetos, como las antiguas medidas de grano o una balanza romana… Puede también accionarse un rodicio de molino situado en el subsuelo, que está montado siguiendo las técnicas tradicionales.

Fuente: Muiño da Pena

Conforme bajamos podemos apreciar el eje que transmitía y repartía las fuerzas. Una turbina movía, accionada por el salto de agua, un eje primario que era paralelo al principal y accionaba al eje secundario a través de una ancha correa. Gracias a este impulso se movía el eje secundario al cual estaban acopladas varias poleas, de las cuales salían sus correspondientes correas hacia los distintos receptores: unas hacia los molinos y otras hacia la sierra y la cepilladora.

Fuente: Muiño da Pena

La sierra que se conserva en el museo estaba situada en el pasado junto a la cepilladora en un piso superior, en un local que servía también de carpintería. Se trata de la sierra original que se empleó en la industria y su antigüedad estimada es de 140 años. A la salida del pequeño meandro que realiza el Río se instaló en el pasado un batán o mazadoiro del lino. En recuerdo de aquella actividad se ha dispuesto alrededor de la sierra un conjunto de herramientas empleadas para la obtención de este tejido.

Por último, en una vitrina pegada a la pared, se recogen utensilios utilizados en la casa en el pasado en los trabajos de carpintería y forja. 

La industria forestal gallega

Galicia es una potencia forestal en Europa, no solo debido a que el 47% de nuestro territorio es superficie forestal arbolada con elevada productividad, sino que también cuenta con una potente industria forestal,  aportando el 57% de la madera cortada anualmente en España. Aserraderos, producción de tableros, pasta de papel, carpinterías, fábricas de muebles…

El sector de la transformación y comercialización de productos forestales está considerado como uno de los sectores estratégicos para el desarrollo económico del rural y para la consolidación y diversificación de su tejido empresarial. 

La cadena principal de transformación de madera supone más del 12% del empleo industrial alcanzando más de 21.000 asalariados directos, correspondiéndose el 48% con la industria de la madera, el 24% con la silvicultura y explotación forestal, el 20% con la fabricación de muebles y el 8% con la industria del papel (CNAE).

La estructura de la cadena de valor supera las 2.200 empresas con una facturación de unos 2.200 millones de euros.

La innovación y la mejora tecnológica contribuyen a la apertura de nuevos mercados, como en el sector textil con la necesidad de disminuir la utilización de materiales plásticos, utilizando productos derivados de la celulosa, consiguiendo materiales ecológicos y reutilizables, avances en el uso de nuevos materiales en composite en la industria del automóvil, incrementando el consumo de materiales biológicos con base de madera, el incremento de la bioenergía o en el campo de la construcción, con un incremento de la utilización de madera como elemento estructural en Europa.

El sector forestal tiene la oportunidad de ser protagonista y facilitador de una bioeconomía circular. 

Galicia es líder nacional en empresas responsables certificadas PEFC, garantizando a sus clientes el origen legal y sostenible de los productos forestales certificados. Muchas de las empresas forestales de O Pino cuentan con la certificación de la Cadena de Custodia PEFC.

Ilustres de O Pino

Xesús Cabanal Fuentes

Jesús Canabal Fuentes nace en 1897 en una pequeña aldela de la parroquia de Pereira, Amenal. Emigró con tan sólo 13 años a Buenos Aires, y al poco comienza a trabajar en una empresa dedicada a la papelería, Casa Iturrat. En su tiempo de ocio, pasaba las horas en los locales de asociaciones gallegas, participando en 1914, en la fundación de la “Agrupación Artista Gallega de Buenos Aires”.

Con tan sólo 21 años lo nombran gerente de la empresa Iturrat y lo envían a la delegación de Uruguay. La recesión internacional tras la primera guerra mundial, conllevó una crisis en el mercado del papel, derivando en el cierre de esta sucursal. Entonces, Canabal junto con sus hermanos abren la empresa “Jesús Canabal y Hermanos, Fábrica de Sobres”, que ampliarán en 1921 con la compra de la papelería Jaime Bech.

En 1937, Canabal decide crear una fábrica de papel, llamada “Industria Papelera Uruguaya Sociedad Anónima” (IPUSA), que llegó a cubrir prácticamente todo el territorio nacional. 

Se suma a la creación de los primeros grupos galleguistas, y ante la sublevación de Franco en el año 36, en Uruguay se realizan importantes campañas de solidariedad con la España Republicana. 

En 1940, Buenos Aires acoge la fundación de las “Hermandades Gallegas”. Castelao creía que, al no haber democracia en España, los partidos políticos no tenían valor. Por lo tanto, era necesario crear una entidad patriótica, que aglutinara a toda la oposición galleguista. Castelao consideró necesario fundar el “Consejo de Galicia” en 1945 en Montevideo, tratándose del primer gobierno gallego en el exilio. 

Comienza así una relación mucho más constante entre Canabal y Castelao. Con motivo de la celebración del noveno aniversario del Estatuto Gallego, Castelao visita IPUSA, hecho reflejado en “A Nosa Terra”. La crónica decía “Fueron invitados los miembros del Consejo a visitar la gran fábrica de papel que los hermanos Canabal poseen en las afueras de Montevideo. Un establecimiento industrial modelo, que pone de manifiesto la capacidad creadora de los gallegos, con lo que sería nuestra tierra, si hubiese libertad en ella para que sus hijos pudiesen desarrollar todas sus energías e iniciativas, teniendo que emigrar para poder demostrar su capacidad, enriqueciendo así, los países donde emigran. Los Canabal, dinastía de gallegos del Uruguay, que gozan de mucho prestigio y estimación, por su don de gentes y por su generosidad, hicieron de “cicerone” mostrando todas las instalaciones, viendo el proceso de fabricación del papel desde el más sencillo hasta el más complejo”.

En 1956, Canabal funda el “Banco de Galicia”, una de las entidades financieras más importantes de Uruguay, y en 1959 por iniciativa de IPUSA, se crea la “Sociedad de Celulosas del Uruguay, S.A.” para fomentar la producción de madera de este país. 

Canabal acepta la designación como Ministro de la República en el Exilio, y su mandato duró desde 1956 a 1962. 

Canabal, activista durante toda su vida a favor de la colectividad gallega, muere el 29 de agosto de 1985, y al año de su fallecimiento recibe un homenaje por parte del Patronato de la Cultura Gallega de Montevideo. En este acto el secretario de la entidad recita “gallego… siempre gallego”. 

Luis Seoane

Luís Seoane López nació en Buenos Aires, el 1 de junio del año 1910. Su padre, natural de Arzúa y su madre de Arca pronto lo enivaron a estudiar a A Coruña, ya que el ansia de muchos emigrantes era que sus hijos fuesen educados en la tierra. Su padre, un hombre de ideas avanzadas, inquieto por las cosas de su tiempo, amigo de intelectuales argentinos como Florentino Sánchez, Leopoldo Lugones o Alberto Ghiraldo, soñaba con una estructura estatal hecha de abajo-arriba. 

En el año 1916 vuelve la familia a Galicia, y establecen su domicilio en Arca, posiblemente se trate del edificio que actualmente existe delante del Albergue de Arca. 

A los catorce años, Seoane da sus primeros pasos como escritor, con la obra “El percebe en su tinta”. 

La familia traslada su residencia a Santiago cuando Luis comienza sus estudios de Derecho.

Ya por aquel entonces, Luís Seoane era un auténtico revolucionario. Recibía muchas influencias, sobre todo de Castelao. Tendencias que lo llevaron al exilio con la llegada de la Guerra Civil. El destino fue, como no, Buenos Aires, la tierra que lo vio nacer. 

Luís vivió de su profesión, abogado, mientras daba rienda suelta a su creatividad tanto en papel como en lienzo o en esculturas y murales. Sus relaciones iban desde el propio Castelao a Picasso, pasando por Rafael Dieste, Blanco Amor, Rafael Alberti, Cunqueiro, Díaz Pardo o María Casares. Pero nunca olvidó la pequeña villa en la que creció: Arca. En su artículo Confesión (1965), dice lo siguiente: “ni español ni argentino, sino originario de un país más reducido, la pequeña ciudad, La Coruña, Santiago, la aldea Arca, donde se enterraron mi infancia y mi juventud”. 

Un escrito prácticamente inédito del año 1978, un año antes de su muerte, se titula “Cierro los ojos y veo”. Recordaba la aldea de Arca, rodeada de montañas, de minas, de bosques y labradíos, y al pie de ellas un río transparente, de truchas que se ven correr amedrentadas por las sombras. 

Rutas

Itinerario Cultural da Montaña

Esta ruta, es una invitación al conocimiento e interpretación de los elementos patrimoniales del norte del municipio de O Pino, así como de los valores y recursos naturales del entorno ripícola del Río Noa, con la ayuda de una audioguía virtual.

Se trata de un itinerario de unos 18 km para hacer principalmente en vehículo, y que tiene como punto de partida a área recreativa de Pontedapedra. 

Senda Fluvial Botánica do Río Mera

La Senda Fluvial y Botánica del Río Mera cuenta con un recorrido de unos 4,5km por los márgenes del Río Mera desde la playa fluvial de A Tarroeira, donde se une con el Río Tambre hasta la Iglesia de Gonzar.

Podrás conocer e interpretar los valores y recursos naturales del entorno ripícola del Río Mera, a través del empleo de las nuevas tecnologías y disfrutarás de la belleza de la zona, de su vegetación ripícola en los márgenes del río, así como de los restos de elementos patrimoniales que todavía se conservan, como varios molinos.

Cada una de las especies naturales están debidamente señalizadas a través de identificadores de vegetación, en los que se explica el nombre de la planta o árbol y una pequeña información de las características de la misma.

Senda Panorámica do Picón

La “Senda Panorámica del Picón”, se trata de una senda circular de unos 8,5 km que discurre por la parroquia de Arca, por el entorno de uno de los montes más importantes del municipio, el Monte de O Picón, para dar a conocer la riqueza patrimonial y poner en valor lugares de interés cultural y gran belleza paisajística, a los cuales se podrá acceder fácilmente con el acondicionamiento de varios caminos y con la ayuda de la audioguía virtual, que nos indica y conduce hasta los diferentes bienes patrimoniales, además de hacernos una descripción gráfica y documental de cada uno de ellos. 

La senda discurre por preciosos parajes naturales como la Carballeira de Santa Cristina o el punto geodésico de Arca, conocido popularmente como “El Marco”. En el lugar de Lo Marco, uno de los puntos más altos del ayuntamiento, existe un mirador de madera.

El Papel de PEFC

La certificación de Cadena de Custodia PEFC permite a las empresas de la cadena de suministro garantizar a sus clientes a origen legal y sostenible de los productos forestales certificados.

También proporciona una variedad de ventajas que ayudan al medio ambiente, a las personas y a las empresas, como el acceso a nuevos mercados y al cumplimiento de la legislación.

Para obtener la certificación, las empresas deben dar cumplimiento entre otras, a la Norma PEFC de Cadena de Custodia de Productos forestales y arbóreos, por lo que deberán desarrollar e implementar procedimientos para controlar la compra, el seguimiento, la fabricación, la venta, el etiquetado, el mantenimiento de registros de los materiales certificados, y superar anualmente auditorías por una tercera parte independiente.

Las empresas certificadas pueden usar la etiqueta PEFC en productos certificados y en materiales promocionales y corporativos, como folletos, catálogos o en la página web, permitiéndoles comunicar las prácticas responsables de forma visible a sus clientes.

Existen diferentes modalidades de certificación de la Cadena de Custodia que se adapta según el tamaño de la empresa o proyecto. La certificación de grupo de productores PEFC es una solución práctica para que la certificación sea factible para las pequeñas empresas legalmente independientes.

Galicia es líder nacional en empresas certificadas PEFC. Consulta nuestras cifras. 

Iniciativa promovida por el programa “O teu Xacobeo” de la Xunta de Galicia